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El 'zigurat' de la Gran Vía

El arquitecto Rafael de la Hoz ultima los detalles del diseño del nuevo edificio que se erigirá en Gran Vía número 48, el mismo solar donde se ubicaba la sede del Banco Atlántico. Será un edificio escalonado de 12 plantas y 200 plazas de aparcamientos.
Un choque de estilos. Una lucha entre el pasado y el presente. Una obra de riesgo. "Es un desafío casi insuperable. La primera sensación es huir del proyecto". Así define el arquitecto Rafael de la Hoz el proyecto de diseño del edificio que le ha adjudicado la empresa Itcarcris-Patricel en la calle Gran Vía número 48.

El arquitecto, que actualmente ha presentado sus diseños del Campus de la Justicia de la Comunidad de Madrid, ha aceptado el reto de construir en el siglo XXI un edificio que se integre en la Gran Vía, una calle plagada de edificios del siglo XIX y ornamentos clásicos. "Lo verdaderamente difícil en este proyecto para un arquitecto contemporáneo es conseguir que el edificio pase desapercibido para el público, que se integre en esa parte tan importante de la ciudad".

De la Hoz asegura que la dificultad está en que los contemporáneos han roto con las reglas clásicas de la arquitectura y eso "chirría" con el concepto con el que se creó la calle más conocida de Madrid. "No se puede caer en el cliché del continuismo porque la Gran Vía está sobreornamentada y más adornos no ayudarían al conjunto, pero tampoco se puede ser arrogante e ir por libre. En el estudio estamos buscando un punto intermedio", asegura.

Viviendas de lujo
A falta de algunos estudios más, el edificio está prácticamente diseñado. Ha distribuido el volumen del inmueble en doce plantas y un aparcamiento para doscientas plazas. Los pisos tienen una disposición escalonada que se acomoda a los volúmenes colindantes. Como un zigurat en medio de Madrid. Está previsto que el inmueble albergue pisos de lujo y varios locales comerciales.

En su día, en este terreno, de 12.200 metros cuadrados, se erigía la sede corporativa del Banco Atlántico. Se trataba de un coloso de cristales en pleno Broadway madrileño. Sin embargo, en marzo de 2006, el inmueble fue adquirido por la empresa Renta Corporación, que lo revendió por 100 millones de euros a la empresa Itcarcris-Patricel. De la Hoz concluye: "Lo habitual al construir un edificio es buscar la espectacularidad. Aquí la premisa es buscar la continuidad en la Gran Vía. Queremos respetar la imagen de Madrid".
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