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En la orilla montevideana: No hay que gastar pólvora en chimangos

En la orilla montevideana: No hay que gastar pólvora en chimangos

Por Manuel Suárez Suárez
lunes 10 de febrero de 2020, 15:52h
Don Lacayo está tranquilo. Se acerca el primero de marzo que será cuando asuma como presidente de la República Oriental del Uruguay pero no hay motivo de preocupación ya que la suerte lo acompaña.

Ahora que soy casi presidente me puedo sincerar conmigo mismo. Tengo que empezar a convertirme en persona seria al ocupar la presidencia del país en el que nací. Estoy muy sorprendido por el triunfo electoral ya que nuestro partido no hizo ninguna propuesta que mejorase el actual nivel de vida de los uruguayos. Nunca dijimos que se aumentaría el SMN pero aseguramos que se cambiaría el horario de laburo del peón rural que pasará a ser de no menos de 10 horas diarias con el domingo libre. Acá la verdad le metimos un buen gol al “Frente Amplio”. Es evidente que los dirigentes frenteamplistas cometieron el error de creer en la excepción regional de nuestra clase media al quedarse atrasados en el concepto tradicional de que es más “culta” que en Argentina, Brasil y EEUU. Bueno, a la mejor es así en un pequeño sector con educación universitaria pero esos no votan al Partido Nacional.

Menos mal que mis asesores me abrieron los ojos. Es gracias a ellos que ganamos las elecciones. Me aconsejaron centrar el discurso en aquellos que hace 15 años no tenían vivienda propia, no tenían un autito y tampoco conocían las vacaciones en Piriápolis. No me había dado cuenta (lo mío no son los análisis sociológicos) de que el tiene más miedo de perder su actual status de bienestar es siempre un nuevo miembro de la clase media. Es el que creció un poco, el que subió un escalón y le aterra la posibilidad de caer. Mi guardia pretoriana me hizo ver que el que subió un peldaño quiere subir otro más, por lo menos. Acá es donde los genios del equipo Herrerista me hicieron ganador al informarme que el ciudadano que ayer andaba en bicicleta porque no tenía para el boleto está indignado porque dice que merece más de lo que tiene pero no lo puede conseguir porque lo frena el picherío. ¿Qué me estás contando?

Enseguida entendí que tenían razón al ver un esquema que me dibujaron en un pizarrón en el que escribieron bien grande la palabra “picherío”. Después le sacaron dos flechitas para abajo, una a la derecha era la “A” y la de la izquierda era la “B”. Lo tengo grabado porque fue la clave del triunfo. Es increíble, che, donde estaba el meollo de la campaña electoral. Al lado de la “A” escribieron que tenemos un picherío “activo” que es derivado de la acción gubernamental, es decir, sacarle la guita a los que tienen para dársela a los desfavorecidos y al lado de la “B” pusieron que hay también un picherío “pasivo” que es cuando se recibe, sin laburar, una papita rica mensual que denominan ayudas sociales. Este esclarecedor esquema fue la base de mi consolidación como un candidato valiente que es aquel que defiende a los que se rompen el lomo. Es lógico que muchos ciudadanos se calienten al ver que están pagando impuestos para mantener al picherío. Fueron los que nos votaron para que el país progrese y son los que desean más riqueza. A partir de marzo se llenarán de alegría con el aumento de impuestos y los recortes presupuestarios. Saben que los pobres no van a recibir un mango porque es al pedo, estás tirando la guita. Se necesita un “Solo Uruguay” que se esfuerce e implique en aumentar los ingresos de los que más tienen. ¡Así progresa el país! Es mucho mejor tener una decena de millonarios más que mil pobres menos. Coincido con el dicho popular de que NO HAY QUE GASTAR PÓLVORA EN CHIMANGOS.

Manuel Suárez Suárez
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