El presidente de la República Oriental del Uruguay

El próximo año, mi primera colaboración en prensa, cumplirá 40 años. Fue en “El Diario Español” de Montevideo sobre la constitución española de 1978. Después de cientos de notas en diferentes medios siento que cada vez hay menos gente que quiera informarse sobre la muy noble y generosa República Oriental del Uruguay. Las huellas de Galicia pueden ser seguidas desde 1527 hasta este mismo 2018. Estoy hablando de casi cinco siglos en los que los hijos del paraíso atlántico aportan su sudor para llenar de solidaridad los senderos de una alejada tierra del sur americano.

Voy a hacer un breve resumen de hitos en los que Galicia deja su sello de identidad. Lo primero es hablar del marino Diego García que en una carta de 1527 nombra los nativos como “charruases”. El tal Diego los denomina “charrúas” ya que su aspecto le recuerda a las máscaras del carnaval de Allariz. En 1740 tenemos al primer gallego que se casa en Montevideo, el mindoniense Alonso Puga Miranda, sargento del Regimiento de Cantabria. La primera botica (farmacia) de la capital uruguaya fue abierta en 1740 por Gabriel Piedracueva Varela, nativo del municipio de Miño. El emigrante de Paramos (O Covelo) Francisco Rodríguez Alonso es dueño de una pulpería en el actual pueblo de Sarandí del Yi (Durazno). En 1782 construye una capilla en su propiedad que hoy es monumento histórico nacional. Alrededor del 1800 los hermanos José y Luis Fernández Bermella de Maside-Ourense lleva a Montevideo dos cruces (curceiros) de piedra que encargaron a canteros de su parroquia de Santa María de Amarante. Son los monumentos más antiguos del Uruguay. Uno de ellos está en el cementerio Central y el otro en la iglesia del Cordón.

Es necesario ir espigando para luego poder justificar mi pesar por la escasa atención que Xunta de Galicia y Diputaciones Provinciales le prestan a un país donde aún nuestro fogón está encendido. En 1811 tiene lugar el llamado “Grito de Asencio” que marca el comienzo del proceso independentista. El promotor del levantamiento fue el alférez Ramón Fernández Ximénez, hjo de Dionisio Fernández (Arcade-Soutomaior). El primer poeta que le canta a la patria uruguaya fue Bartolomé Hidalgo. Es considerado el fundador de la lírica gauchesca en el Río de la Plata. Es muy curioso que en sus famosos “cielitos”, escritos entre 1811 y 1815, use una palabra gallega en un verso (echando al hombro un fungeiro). Es el primero que se refiere a la gaita y a los gallegos como sinónimo de godos. Los dos secretarios del héroe nacional José Artigas son Miguel Barreiro (hasta 1815) y José Monterroso (1815-1820), ambos descendientes de familias del municipio de Cambados.

Ahora vamos a comentar sobre presidentes uruguayos de ascendencia gallega. En 1838 fue presidente interino Gabriel Antonio Pereira y luego, entre 1856-1860, el sexto presidente constitucional. Pedro José Varela fue interino en 1868 y lueg el décimo presidente en 1875. Lorenzo Latorre fue dictador entre 1875-1879 y luego presidente constitucional. Francisco Antonino Vidal estudió pediatría en París y fue presidente interino y luego el décimo tercero presidente constitucional. Máximo Santos fue el décimo quinto. Julio Herrera y Obes Martínez fue el décimo sexto. Claudio Williman González fue el vigésimo. Alfredo Baldomir fue el vigésimo séptimo. Óscar Gestido Pose fue el trigésimo segundo. Tabaré Vázquez Rosas fue el trigésimo noveno en su primer mandato y ahora mismo es el cuadragésimo primero. Don Tabaré es nieto por línea paterna de José Vázquez y Dolores Edreira. El abuelo era de la parroquia de la Purísima Concepción de Vilar de Astrés (Ourense) y la abuela de la parroquia de Santiago de Requián (Betanzos).

Hice una reducida síntesis de las obras de los cientos de albañiles que sementaron cimientos en el Uruguay. Los interesados en mayor información pueden pedir a Montevideo la documentada publicación “Sobre gallegos y orientales: Familias y apellidos de dos orillas” de la autoría de José Monterroso Devesa. Mi único interés es que la Xunta de Galicia promueva más iniciativas culturales que sean un homenaje a los gallegos que ayudaron en la fundación y el mantenimiento de una república que camina con paso firme por el carrero del progreso. No entiendo que ningún parlamentario o miembro del gobierno presente a la consideración del consejo de la Xunta la propuesta de distinción de don Tabaré (además de presidente es un reconocido médico oncólogo) como MEDALLA DE ORO de Galicia. No debemos olvidar que fue médico en Casa de Galicia ---la mutualista gallega más grande del mundo--- lo que le unió a compañeros también descendientes de la emigración que sudaron con fidelidad al país que acogió a sus luchadores abuelos. Don Tabaré termina su mandato el primero de marzo del 2020. Don Tabaré termina su mandato el primero de marzo do 2020. Creo que sería un cierre muy emotivo a su ética trayectoria que Galicia lo distinga como se merece.

Manuel Suárez Suárez