red.diariocritico.com
Día del orgullo gay

Día del orgullo gay

Por Pascual Hernández del Moral

lunes 06 de julio de 2015, 22:22h

Me resisto a aceptar que este tiempo no es el mío. Ya sé que voy de retirada, que me queda más ocaso que amanecer, pero aún estoy aquí, leo, vivo pienso y, en la medida en que puedo, trabajo sin remuneración. Así pues, cumplo una función precisa en el mundo actual. Por tanto, este tiempo sigue siendo el mío. Por eso, emito mis opiniones, aunque no gusten.

Me sorprendió enormemente que de la fachada del Palacio de Cibeles, el Ayuntamiento de Madrid, colgara una bandera arco iris de 27 metros, que fue “bordada” hace veinte años por CEROLO, en los tiempos ominosos de las clandestinidades y de los acosos sociales a los homosexuales. Como si de MARIANA PINEDA se tratara, coser una bandera arco iris, hace tantos años, tenía que hacerse a escondidas. Hoy no hay por qué esconderse para mostrar la deriva sexual de cada uno.

MONTESQUIEU en EL ESPÍRITU DE LAS LEYES dice: “La libertad es el derecho de hacer todo lo que las leyes permiten, de modo que si un ciudadano pudiera hacer lo que las leyes prohíben, ya no habría libertad (…) La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie” Además debemos tener en cuenta que “la verdad en un tiempo es un error en otro, y viceversa”. Hoy, la verdad es algo relativo (como casi todo, en esta época de relatividad moral), y a las leyes se les puede retorcer el brazo hasta que respondan a lo que quiere un grupo vocinglero. La ley es algo que decide un grupo, por lo que conculcar lo establecido no es delictivo si se decide por mayoría de un grupo. Pero es la LEY, y debe ser respetada, aunque pueda (y deba) revisarse, por los caminos adecuados.

Estas reflexiones las provocan el DÍA DEL ORGULLO GAY, la deplorable exhibición en esa manifestación de lo explícito sexual, que es, en realidad, una manifestación de barbarie e indignidad, una gran obsesión pública por el sexo. Supongo que muchos homosexuales vivirán su orientación sin alardes públicos, como hacen la inmensa mayoría de los heterosexuales. Aunque no estamos libres de los que reducen la hombría y la virilidad al tamaño del pene y a la exhibición de su insaciable apetito sexual; pero, afortunadamente, son los menos, los menos inteligentes y los menos cultos.

A la manifestación del orgullo gay dicen que concurrieron casi un millón de personas. Asistí a la retransmisión de ella que hizo la televisión pública de la Comunidad de Madrid, a instancias de su nueva Presidenta, señora CIFUENTES, y los manifestantes fueron recibidos en la Plaza de Colón por la alcaldesa señora CARMENA. Todo razonable, porque se manifestaban con alegría por los logros alcanzados, y con la reclamación de acabar con las leyes que quedan de segregación por razones de orientación sexual. Un resumen de lo que se pedía lo cantó ALASKA Y DINARAMA: “¿A quién le importa etc.”, canción que muestra el concepto de “libertad” del grupo, muy distante del de MONTESQUIEU.

Debe ser síntoma de estos tiempos, que me parecen de pobreza y miseria moral, esa manifestación que no distingue lo que dignifica de lo que envilece. No vi a ningún niño en la manifestación, quizás como última reserva de dignidad de los manifestantes, que querían preservar, sospecho, a los niños de espectáculos sexuales poco “edificantes”. Menos mal. Y otro día hablaremos de las consecuencias de la falta de nacimientos.

La obsesión pública por el sexo que se mostró en la manifestación fue tan apoteósica que ocultó las reivindicaciones de leyes igualitarias. Quizás piensen que la explicitación pública del sexo es el mejor modo de conseguir sus reivindicaciones, a pesar de contar con jueces como Grande-Marlasca, políticos como Miquel Iceta, como Ángeles Álvarez, o como Iñaki Oyarzabal, gente de la “cultura” como Almodóvar, “famosillos” como Jesús Vázquez, actores y actrices como Fernando Tejero o Susi Sánchez, académicos como Nieva, poetas como Luis A. de Villena, músicos como Nacho Canut… que no creo que estén muy de acuerdo con la explicitación sexual de la manifestación. Personajes como los citados, con ese poder, PUEDEN Y DEBEN PROMOVER los cambios legales necesarios para conseguir la tan ansiada y justa igualdad.

Creo que gentes, como los enumerados antes, llevan su orientación sexual con toda dignidad, muy lejos de lo que BEATRIZ GIMENO, de PODEMOS, afirma: “El mundo gay tiene sus propios códigos de comportamiento, como por ejemplo, la aceptación universal de la promiscuidad, aunque se tenga pareja. La fidelidad no es un valor en la comunidad gay”. ¡Toma ya!

Sirva lo escrito para que los promotores reflexionen sobre las diferencias entre una reivindicación de medidas igualitarias para todos, y una manifestación que pierde toda seriedad, aunque todos los políticos corran a ponerse al frente de la manifestación para ver qué sacan en las próximas elecciones.

¡Los políticos, todos, siempre tan miserables…!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (1)    No(0)

+
0 comentarios