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Transcendencia constitucional

Transcendencia constitucional

miércoles 27 de junio de 2012, 18:08h
Dicen en Italia que los peces empiezan a pudrirse por la cabeza.  La sentencia del TC podrá gustar más o menos y no creo que el problema esté en Bildu o Sortu. Ya no.  Integrar políticamente en el sistema a los que quieren subvertirlo es una de las cosas que tiene nuestra democracia. Al menos tal como la entendemos en Europa, es decir, con todo el sentido común que pueda tener una cabeza de pescado.   
   
La vergüenza para el Tribunal Constitucional no debe estar  en lo que diga o haga sobre ETA, sobre éste o aquel político, las Conflictos de competencias o las elecciones Autonómicas. El oprobio es que el TC solo dicta Sentencias para un reducido grupo de afortunados  y  poco más. Para el resto de ciudadanos es simplemente y tal como Pascual Sala dijo en su día, total y absolutamente independiente. Acaso mejor decir, ciego, sordo, ajeno, inaccesible e insensible. La contaminación Política del Constitucional o del Poder Judicial alcanza lugares cada vez más alejados de la Justicia a la  que se pretende servir, y no hablo sólo de los escándalos Judiciales.
   
Cuando todas las vías Judiciales se han agotado,  la Solicitud de Amparo ante el Constitucional es lo único que le queda al Ciudadano frente al poder, la ley y la ciega balanza. Pero el Proceso adquiere toda su dimensión kafkiana cuando se observa que directamente se inadmiten a trámite casi todos, mediante una escueta providencia que ocupa unas cinco o seis líneas y le dice al Ciudadano que su Recurso de Amparo no tiene (sic) "trascendencia constitucional".  Las estadísticas no mienten. Desde el 2007 más del 99% de los Recursos de Amparo acaban antes de haber empezado siquiera. En 2009, según el propio TC, la inadmisión de solicitudes fue exactamente del 99,63%. Frente a tal inadmisión sólo puede recurrir el Fiscal, que casi siempre es precisamente quien se ha ocupado de conseguir la Sentencia que el ciudadano considera injusta.
   
Evidentemente la causa está en una posibilidad Legal. Desde la reforma de 2007, el TC puede inadmitir el Recurso si entiende que no tiene la dichosa "trascendencia".  No se me ocurre qué violación de Derechos Fundamentales pueda no tenerla, más aún cuando la Constitución no dice nada de Trascendencias Constitucionales ni cosas por el estilo. Sólo habla del  Amparo como el último Recurso directo al que todos tienen derecho, agotadas todas las vías judiciales y ante el máximo Garante de la Constitución, que es -o era- el TC.
   
El resultado en cascada es previsible. Si el TC estima un Recurso de Amparo, anula la sentencia y ordena dictar otra conforme con su interpretación del Derecho vulnerado. Pero hoy  la probabilidad de que a un ciudadano  le admitan a trámite su recurso de Amparo es más o menos similar a la de un camello entrando por el ojo de una aguja. Y los demás Tribunales, sometidos en teoría al control del TC,  lo saben. Conque su doctrina cada vez se aplica menos, o mejor dicho, como libremente la quiera interpretar el Juez ante quien se invoque.  Si Ud tiene un problema y ha agotado todas las vías Judiciales, si siente sus Derechos Fundamentales dañados por la Judicatura, debe Ud saber que el Constitucional probablemente no hará nada por resolverlo.
    
Pero La cuestión es si cabe más grave porque no le ocurre sólo al Constitucional. El Tribunal Supremo es también y en la práctica,  inaccesible. En el ámbito penal sólo por delitos graves y por motivos casacionales estrictamente tasados. Y en el Civil, desde 2011 el Recurso de Casación sólo es admisible para asuntos de cuantía mayor de 600.000 €, lo que está también vetado a la mayoría de los mortales. Lo que dijimos del TC y del TS, ahora se reproduce hacia abajo para las Audiencias Provinciales, que por esto mismo también saben que el TS, en la práctica, no las controla. Los juristas sabemos que no es lo mismo tener un accidente o divorciarse en una provincia que en otra, en función de la Audiencia que toque.  Por último y respecto a los Juzgados unipersonales, también desde 2011, sus fallos son inapelables en asuntos de menos de 3000 €. Conque también cada Juez puede hacer fácilmente de su capa un sayo en estos casos que representan un volumen importante. Nada de esto llegará al Supremo,  y si se recurre en Amparo será inadmitido por falta de Trascendencia Constitucional.
   
Se querrá Justificar tal merma de Libertades en el colapso de los Juzgados, sin que se desarrollen otras medidas alternativas como el arbitraje.  Si los políticos convierten a los Jueces en Funcionarios no sujetos a más observancias que su propio criterio, las decisiones Judiciales pueden terminar por convertirse en peligrosas decisiones políticas desprovistas de control. Si se  regulan con la complacencia Judicial mecanismos procesales para cortar radicalmente los accesos a la Justicia, a la vez que se politiza más y más el sistema, no habrá  manera de recurrir sentencias ante Jueces y Magistrados que pueden perpetuarse en el cargo y en el criterio hasta que se jubilen. O acabamos con esta marea de recortes procesales o  no va a quedar más remedio que elegir directamente a los Jueces desde Audiencias y sus equipos para arriba por períodos determinados. Es la única manera de que el ciudadano pueda tener algún control sobre el Poder Judicial, el único al que se accede aún por oposición o a dedo pero que no se elige democráticamente.
   
Sigo creyendo, con Churchill, que la democracia es el menos malo de todos los sistemas.  Seguro que muchos lectores podrán decir, escandalizados, que aún son mayoría los Jueces ejemplares y que elegirlos directamente sería un desastre  enorme. Y que todos perderíamos -aún más- en Derechos y Libertades. Con esa impecable lógica llevamos algún tiempo viendo pudrirse el pez desde la cabeza. Y con esa impecable lógica, podríamos también plantearnos que el Presidente del Gobierno debería sacar la plaza por oposición. 

Hay muchos sistemas, modos y posibilidades de aprovechar la inmensa riqueza técnico Jurídica y Judicial que poseemos los españoles antes de que se pierda.  Elijamos a los Jueces sin miedo, echemos a los déspotas, injustos o insensatos y quedémonos con los que aman a la Justicia y trabajan para ella. Porque la democracia enseña que un Juez no puede ser independiente de la Justicia misma y del pueblo al que sirve.

Daniel Muñoz Doyague. Abogado y Politólogo.


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